miércoles, 4 de agosto de 2010

Quiebre del décimo día

Piensa en él y lo imagina hermoso, tocando el piano, con ropa que usaba cuando una vez la abrazó. Increíble como lo conocía; atento, gentil, cariñoso y perfecto.
Recuerdos borrosos inundan su mente, dolores profundos gobiernan su alma, lágrimas de angustia queman su garganta, opaca se torna otra vez su mirada. Situaciones no vividas ilusionan sus pupilas, latidos dolorosos se generan en su pecho, canciones dedicadas lastiman su mente en medio del silencio.
Una caja con sus cosas, ropa, accesorios, y aquellos papeles... Prohibido sentir su perfume, prohibido pensar en sus ojos, prohibido permitirle vagar en su cabeza. Totalmente prohibido imaginar.
Con la primera pitada, se rompen las promesas. Queda prohibido llorar.