sábado, 16 de marzo de 2013

Desde lo profundo de mi alma

Tenía pensado hace un par largo de días escribir una entrada para descargar acá mis confusiones, dado a anteriores entradas contradictorias.
Vengo, escribo, me voy. Vuelvo, leo, discrepo, escribo y me retracto, me voy. Vuelvo, discrepo.

Por momentos me miro al espejo y soy la mejor persona del universo. La más honesta, la de más puras intenciones. Por momentos me giro hacia otro espejo, uno de aumento, y diviso mis errores, mis defectos y el veneno que llevo dentro. 
Estar equilibradx sería poder verse al espejo y ver la realidad, con sus cosas buenas y malas. Pero ya siento que no sé quién soy. ¿Realmente soy la persona de corazón de oro que me creo? Últimamente lo siento de cartón mojado. ¿Realmente es tan malo todo lo que te hice? Pienso fuerte y no sé qué te hice.
Hoy me quiero mucho. Me siento hermosa, pero no físicamente. Me siento arte. Me siento maltratada, veo mis ojos al espejo y casi disfruto mi angustia.
Teñiste infinitas veces el café de rojo, y ahora ya es sangre.
Todo es como en una película. Y las películas son arte, me siento arte.

No entiendo nada. Intenté una y mil veces interpretarte; pero no pude leerte y lo pagué caro. A la par, tus palabras perdieron todo sentido. Tus insultos, tus disculpas, tus promesas. Todo es como una película, pero una película tediosa a la que ya vi varias veces y no quiero verla más.
Pero insististe en poner "play", aunque ya habíamos visto el final, y el desarrollo era cansador. Ya una vez presionada la tecla, empezó el principio y no hubo vuelta atrás.
¿Qué es esto, un remake? Porque hay un par de escenas que no había visto. Hasta el "¡No quiero saber nada más con vos!" era igual, pero ese "¡Morite, hija de puta!" fue nuevo.
¿Qué tan enojada puede estar una persona? Perdón; te lo juro; voy a cambiar; por favor; me equivoqué; es en serio; te amo; perdoname. Repetir esas palabras muchas veces hacen que pierdan su enorme valor.
Unx de lxs protagonistas amagó a matarse. Este remake se fue al carajo. Y vos también.

Anoche me costó conciliar el sueño. Lloraba desconsoladamente. 
Agua; un té; comida; la bolsa de agua caliente; un abrazo. Nada de lo que podías ofrecerme iba a calmarme. Tu presencia fue absolutamente inútil.
Lloraba de dolor. Me dolía el pecho como si mi corazón hubiese decidido no bombear más sangre, como si alguien me hubiese apuñalado desde adentro, como si mis pulmones no entraran en la caja torácica.
Me dolía profundo y fuerte, mi cabeza amenazaba con estallar. Me sentí muy enferma. Sentí que todo había sido muy enfermo y que ya era tiempo de empezar a curarnos. Quería curarme, tenía que cuidarme.
Me abracé con amor, intentando contenerme. Me sentí valorada y querida por mí misma. Pensaba en vos, sentadx al lado mío, y sentía que me habías lastimado demasiado. Me sentía realmente herida. Todo se nos había ido de las manos. 

Esa noche se cruzaron límites determinantes y no hubo vuelta atrás.
Sentí que me merecía algo mejor, algo diferente. ¿Lo mereceré?
Insultos, forcejeos, desprecio innecesario. Palabras hirientes, quizás mentirosas, pero contratadas para herir y cumplidoras de su trabajo.
Me sentí mareada.
"¡Para vos estoy muertx! Sos el peor error de mi vida."

Me sentí atacada.
"¡No quiero saber nada más con vos! ¡Morite, hija de puta!"
Me sentí agredida.

Anoche me costó conciliar el sueño. Lloraba desconsoladamente.
Me sentí morir.
-


Esta entrada suponía ser más corta. Frases contundentes con palabras claves. Veinte renglones máximo.
Pero no puedo dejar de tipear. Es como si creyera que sacando todo afuera, ya no me va a doler por dentro. Que alguien me saque las insanidades de la cabeza y del centro de mi corazón. Me hacen doler, me hacen odiar, me hacen llorar y me hacen sentir una idiota.
Que alguien borre todo este dolor, que alguien anestesie mis neuronas, porque no quiero pensar. Porque pensar duele y el dolor me hace pensar.
Quiero que seas feliz, pero que me dejes serlo. No quiero más de tus reclamos, insultos, injusticias, egoísmos. Estoy cansada de que me hagan sentir la peor basura.
Me considero sencilla (no me gustan las complicaciones ni las vueltas), y buena persona (¿por qué quieren convencerme de que no lo soy? Han estado a punto de lograrlo).

Tengo hambre. No sé si quiero hacer algo al respecto.
Tengo ganas de llorar. Pero ya me cansé, no quiero hacerlo.
Ducha, auriculares y a la peluquería. Distraerme siempre fue mi especialidad. Así como hay cosas que no alimentan, pero engañan al estómago, hay cosas que no te salvan la vida, pero engañan al corazón.

Amo la vida. Amo existir. Amo leer, dibujar y escribir. Amo escuchar y compartir. Amo mirar. Amo el arte y a un puñado de personas. Amo demasiado como para seguir perdiendo el tiempo odiando, enojándome, frustrándome y llorando.
Hay muchas cosas que hay que descartar, empezando por la mera infelicidad.